Llega el verano pero no siempre, o no aún, llegan las vacaciones ni el descanso ansiado. Y cuando llegan… pasan volando. No hace tanto tiempo, los niños tenían en verano tres meses de vacaciones y como las madres principalmente trabajaban en casa, tomaban a sus niños y cambiaban su residencia al correspondiente pueblo donde los niños podían disfrutar de más libertad y ellas descansar relativamente, mientras los papás quedaban trabajando en la esperanza de reunirse pronto con ellos. Además, las empresas solían cerrar un mes por vacaciones y el mes de agosto (normalmente el de más calor), solía convertir las ciudades en un semidesierto “cerrado por vacaciones” y las familias se reunían para disfrutar del veraneo común.
Hoy en día, la vida ha cambiado radicalmente. Padre, madre e incluso abuelos, trabajan fuera de casa, por lo que hay que organizarse y buscar actividades veraniegas para los niños que siguen disfrutando de las (ya no tan largas) vacaciones escolares. Las empresas no cierran y se hacen turnos para no bajar la productividad, por lo que quienes trabajan mientras otros están de vacaciones cargan con más trabajo y suelen sentirse más estresados. Los resfriados han dejado de ser estacionales en virtud de las grandes diferencias de temperaturas que marcamos entre el exterior y el interior con los aires acondicionados. Así, el “summer time and the living is easy” de la canción de George Gershwin, ha perdido su significado excepto para los escasos días de vacaciones que cada uno pueda permitirse. Por todo ello, la salud se resiente y a los típicos trastornos de salud del verano como las diarreas del viajero, los golpes de calor o los trastornos del sueño debidos a las altas temperaturas, debemos añadir los síntomas habituales de estrés y las infecciones que afectan al árbol respiratorio superior como los resfriados. Además con el calor tenemos menos hambre y tendemos a pasar “picando cualquier cosa” por lo que podemos caer en malnutrición y bajada de defensas. Dicho esto… ¡Qué bonito es el verano!... para quien pueda vivirlo de vacaciones…
Pero no hay que desesperar, pasar un verano saludable y llegar en forma a los días de vacaciones es posible.
En primer lugar debe pensarse en una buena alimentación, frutas y verduras serán nuestros aliados, hidratan y son fuente de fibra, agua, vitaminas y sales minerales; pensemos en el gazpacho y las sopas frías, que resultan tan saludables. Como todo el año, el objetivo será alcanzar las cinco raciones diarias de frutas y verduras (unos 400 g), pero tengamos cuidado y no nos pasemos con la fruta, recordemos que por apetecible que resulte contiene azúcares y no conviene pasarse. Y bebamos, para compensar la pérdida de agua y sales minerales por el sudor, pero bebamos agua, el alcohol termina deshidratando y los refrescos suelen contener azúcares (o lo que no es mejor, edulcorantes artificiales). Y si es necesario, podemos suplementar con un complemento vitamínico.
¿Vitaminas en verano? En el inconsciente colectivo llevamos grabado a fuego que en verano no se deben tomar vitaminas, pero si bien es verdad que con una dieta equilibrada y llegando como mencionábamos antes a las cinco raciones diarias de frutas y verduras deberíamos poder aportar todas las vitaminas que necesitamos, esto no siempre sucede así por varios motivos. No siempre las hortalizas y frutas que nos llegan tienen la calidad nutricional necesaria debido entre otras cosas a que no podemos comerlas recién recogidas del huerto o del árbol, y a que nuestras necesidades, por situación de estrés, pueden estar aumentadas. Así que, si a pesar de comer bien, sientes que te falta un punto de energía y te falla la concentración, nada hay que oponer a que se tome un complemento alimenticio vitamínico, en el que las dosis de vitaminas están en el rango de las alimentarias. Un aporte equilibrado de vitaminas lo aportan las algas verdiazules AFA (Aphanizomenon Flos Aquae). Se trata de un complemento alimenticio natural a base de microalgas ricas en vitaminas del grupo B, de clorofila y aminoácidos. Constituyen un aporte de nutrientes que intervienen en el metabolismo energético del organismo y fortalecen el sistema nervioso (grupo de la vitamina B) por lo que ayudan a recuperar del cansancio y la fatiga intelectual.
Hemos dicho que hay que hidratarse para compensar la pérdida de agua y minerales por el sudor, y hemos aconsejado beber agua, pero también podemos contar con bebidas saludables y agradables al paladar como el agua de coco virgen. Esta agua se obtiene del coco verde (Coco lucifera) justo antes de que se comience a formar la pulpa y contiene electrolitos tan interesantes en verano como potasio, calcio, sodio, fósforo y magnesio. Esta agua es consumida diariamente y apreciada en los países productores de coco, y se puede consumir tal cual, ya que su sabor es excelente, o combinada en batidos, añadida a cualquier bebida o incluso para hacer salsas. Se puede consumir a cualquier hora del día y es ideal para compensar pérdidas después de realizar ejercicio o cuando se ha sudado mucho.
Para compensar la pérdida de minerales también puede ser útil el coral natural marino que contiene calcio, magnesio y oligoelementos, nutrientes necesarios para nuestros huesos. En el coral natural marino que no se extrae del mar -nadie piense que se rompe el equilibrio de los mares- si no de corales fósiles triturados, que se encuentran fuera del mar, en la isla de Santo Domingo (en el Caribe), el calcio y el magnesio se encuentran principalmente en forma de carbonato, por lo que estos nutrientes ayudan también a disminuir la acidez que se produce en el organismo cuando en la alimentación diaria abundan los lácteos, las carnes y los embutidos o cuando estamos sometidos a estrés. Hoy se sabe que un exceso de acidez en nuestros líquidos fisiológicos puede contribuir a: disminución de la capacidad del cuerpo para absorber minerales y otros nutrientes, bajada de energía, reducción de la capacidad para reparar tejidos del organismo, de desintoxicar de los metales pesados e influye negativamente sobre la capacidad del sistema inmune.
¿Y qué hacemos con los trastornos del sueño? “Este niño tiene sueño pero no puede dormir”… reza una nana que las madres cantan a los bebés para hacerlos dormir. Y eso es precisamente lo que nos pasa en verano, llega la noche estamos cansados tenemos sueño pero no podemos dormir o descansar bien debido al calor y el cansancio. Por la mañana nos despertamos con sueño todavía y con la sensación de no haber descansado. Lo primero una buena higiene del sueño, no acostarse recién cenado, evitar cenas copiosas y una buena ducha o baño fresquito que rebaje unos grados la temperatura de nuestro cuerpo, son medidas de gran ayuda. Hay quien mete el pijama en la nevera para ponérselo fresquito… pero el efecto no dura demasiado… Las que sí pueden ayudarnos a conciliar el sueño y a que este sea de mejor calidad, sin despertares nocturnos ni malos sueños son las plantas medicinales con acción relajante. La raíz de la valeriana (Valeriana officinalis), las hojas de melisa (Melissa officinalis) y las partes aéreas de amapola de California (Eschscholzia californica), forman una combinación de efecto relajante que puede ayudar durante el día a mantener los nervios a raya y por la noche a conseguir un buen descanso nocturno, que es lo que permitirá levantarse descansado y en forma para afrontar el día.
¿Y para las digestiones? Comer mal, a destiempo y rápido durante el día -porque no da tiempo de ir a casa-, e irse de tapeo o a comer algo al final de la jornada -porque la noche cae tarde y no apetece meterse en casa después del trabajo-, es causa de digestiones pesadas y molestias digestivas variadas. Lo mismo sucede en las vacaciones, porque bien se merece uno un premio y darse un festín suele ser uno de los premios favoritos. Una ayuda para reducir estas molestias se encuentra en un concentrado de papaya fresca de cultivo ecológico, madurada en el árbol, que se prepara siguiendo una receta creada por la maestra Dharma y fundadora del Monasterio Budista del Loto en Hawái, Ji Kwang Dae Poep Sa Nim. Este concentrado de papaya, facilita la asimilación de las proteínas y es además un producto alcalinizante natural, lo que alivia los síntomas de las digestiones pesadas.
Ah! y si no queremos descuidar nuestro intestino y nuestras defensas, recordemos los reconocidos beneficios de repoblar nuestra flora intestinal con productos probióticos combinados con fructooligosacáridos que permiten que las bacterias probióticas crezcan mejor. Lactobacilos y bifidobacterias ayudan a prevenir las diarreas y a restaurar la flora bacteriana cuando se ha sufrido un episodio diarreico. En la propia página de MedLine (de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EEUU) se refiere su utilidad en la prevención y tratamiento de la diarrea del viajero, tan típica de la época estival.
Y si a pesar de todo pillamos un resfriado estival, siempre podemos recurrir a una solución natural con la ayuda de la fitoterapia. La grindelia (Grindelia robusta), el culantrillo (Adiantum capillus-veneris), la drosera (Drosera rotundifolia), el musgo de islandia (Cetraria islandica), y la menta (Mentha piperita), entre otras plantas, tienen una acción sinérgica favorable a las vías respiratorias. La grindelia, el culantrillo y el musgo de islandia apoyan la mucosa respiratoria, y ejercen un efecto mucolítico y expectorante; la drosera tiene un efecto antitusivo y la menta despeja las vías y descongestiona.
Una última recomendación. Recordar siempre que los complementos alimenticios son exactamente eso, complementos, y que aunque pueden ser de gran ayuda para el mantenimiento de la salud en ningún caso pueden sustituir una alimentación equilibrada y un buen estilo de vida.
Prof.ª Mª José Alonso Osorio
- Licenciada en Farmacia por la Universidad de Barcelona.
- Diplomada en Fitoterapia por la Universidad de Montpellier.
- Especialista en Farmacia Galénica e Industrial.
- Director Técnico y responsable de desarrollo de productos en Industria Farmacéutica (1972 a 1985).
- Farmacéutica comunitaria (desde 1985 hasta 2004 como titular y copropietaria, desde 2010 como substituta a tiempo parcial).
- Profesora y tutora en Máster y Postgrado de Fitoterápia UB - IL3 (Universidad de Barcelona)
- Profesora colaboradora en Máster de Nutrición y Salud, UOC (Universitat Oberta de Catalunya)
- Vocal de la Junta de Gobierno de la Sociedad Española de Fitoterapia.
- Miembro del Comité Científico de INFITO (Centro de Investigación sobre Fitoterapia).
- Socia de la AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia)
- Académica correspondiente de la Real Academia de Farmacia de Cataluña.
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