Practicar algún deporte de forma regular es una buena forma de mantener la actividad física imprescindible para mejorar el estado de salud y prevenir enfermedades. Muchas de las enfermedades más prevalentes hoy en día son consecuencia del sedentarismo y muchas de ellas mejoran con la práctica del deporte. La práctica de deporte puede ayudar a disminuir el riesgo de obesidad y de sufrir enfermedades cardíacas y metabólicas, a mejorar la presión arterial alta, disminuir los niveles elevados de colesterol y otras grasas en la sangre y a disminuir los riesgos de osteoporosis y mantener la musculatura fuerte y flexible. Además, el ejercicio ayuda a mejorar el estado de ánimo y la autoestima.
No hay recompensa sin esfuerzo y el entrenamiento y la práctica de deporte conllevan un esfuerzo físico que a veces trae consecuencias y puede suponer molestias, tanto físicas como mentales. Una nutrición adecuada, como se ha dicho es imprescindible y no hay nada que la pueda sustituir. Pero conocer los complementos alimenticios que pueden ayudar en ciertos problemas y situaciones puede ser de gran ayuda, incluso en términos de rendimiento.
Rendimiento deportivo y estrés
El estrés puede afectar a todo nuestro organismo, actúa de forma diferente en cada persona y comienza por causas muy diversas, como: exceso de trabajo, elevada carga de ejercicio físico, alimentación desequilibrada, temperaturas extremas, presión psicológica, etc.
El deporte es una actividad en la que abundan los retos, la sobrecarga física y un elevado compromiso. Para el éxito de la actividad deportiva se requiere técnica y forma, pero también es necesario disponer de habilidades para el control mental y emocional. Dependiendo de las características de cada deporte, las condiciones físicas, así como los retos y los factores limitadores son diferentes, pero en todos ellos, uno de los factores limitadores que se debe tener en cuenta es el estrés, ya que estas condiciones pueden llegar a provocar bloqueos físicos (inmovilidad, tensión, rigidez, etc.), emocionales (nervios, frustración, miedo, etc.) y mentales (pensamientos de incapacidad, de rendición, etc.).
El control del estrés y las emociones en el deportista está estrechamente asociado a su rendimiento. Sin una óptima respuesta de estrés emocional, no se puede desarrollar todo el potencial y se pierden años de esfuerzos y posibilidades de éxito.
Plantas adaptógenas: qué son y cómo pueden ayudar
El término “adaptógeno” fue establecido originalmente por NV Lazarev en 1947 para definir aquellas sustancias que se cree tienen la capacidad de normalizar las funciones del cuerpo y fortalecer los sistemas comprometidos por el estrés. Al no tratarse de una única acción, en 1969 Brekhman y Dardymov describieron las características que debía reunir una sustancia para poder ser considerada adaptógena. Según estos autores, una sustancia para ser considerada adaptógena debe reunir las siguientes condiciones:
a) No debe ser tóxica para quien lo recibe.
b) No es específica en sus propiedades farmacológicas y actúa aumentando la resistencia del organismo a un amplio espectro de factores adversos: químicos, físicos y biológicos.
c) Tiende a ser un regulador que tiene un efecto de normalización en los diversos sistemas del organismo receptor.
La principal característica de los adaptógenos es que asisten al cuerpo a ayudarse a sí mismo. Como los adaptógenos restauran las funciones afectadas por el estrés, el impacto percibido depende del tipo de estrés al que se esté expuesto. En la práctica deportiva, los estudios apuntan que los adaptógenos tienen las siguientes aplicaciones:
- Pueden restaurar y mejorar la energía física y mental.
- Ayudan a mejorar la resistencia física y mental.
- Ayudan a reducir la ansiedad.
- Tienen un efecto más amplio que los antioxidantes: permiten proteger contra diferentes sustancias que pueden ser dañinas para las células, incluidos los radicales libres.
- Ayudan, por tanto, a mantener altos niveles de rendimiento físico y mental.
Adaptógenos vs. estimulantes
La diferencia entre los estimulantes, como el café, el té o las bebidas energéticas, y los adaptógenos, es que los estimulantes proporcionan un “subidón” incluso cuando se está en equilibrio. Pero el estímulo es relativamente corto y, si es excesivo, podría provocar efectos secundarios como aumento del ritmo cardíaco, sudoración y trastornos del sueño, así como un mayor grado de fatiga posterior. Los adaptógenos, sin embargo, pueden proporcionar un efecto más suave durante más tiempo al mismo tiempo que ayudan a agudizar los sentidos y mejorar las habilidades.
Entre las plantas cuyas acciones permiten clasificarlas dentro del grupo de las adaptógenas, las más utilizadas son: la Ashwagandha, la Esquisandra, la Rodiola, el Eleuterococo.
La Ashwagandha (Whitania somnifera L.), también conocida como Cereza de Invierno por su fruto rojo brillante, es un arbusto leñoso originario de la India. En la cultura Ayurvédica, desde hace 3000 años, han utilizado sus raíces y hojas como apoyo durante situaciones de estrés agudo. La Ashwagandha ayuda a mantener la estabilidad emocional, siendo muy útil en casos de estrés temporal. Ayuda a mantener el bienestar físico y mental.
La Esquisandra (Schisandra chinensis (Turcz.) Baill.) es un arbusto caducifolio y trepador cuyas bayas se utilizan como tónico y reconstituyente, pueden ayudar a la capacidad de una persona para adaptarse al estrés, y contribuir a la recuperación del bienestar físico y mental.
La Rodiola (Rhodiola rosea L.) es una planta propia de las regiones frías del planeta, por lo que también se la denomina como Rosa polar. Su raíz tiene una historia de uso de miles de años: los antiguos griegos ya utilizaban esta planta, los rusos la administraban a sus atletas y soldados, e incluso los vikingos la utilizaban habitualmente. La Rodiola ayuda a adaptarse al estrés emocional y al esfuerzo físico. Tiene un efecto beneficioso sobre el sistema cardiovascular, ayudando en la protección contra el estrés. También tiene un efecto beneficioso en la fatiga.
El Eleuterococo (Eleutherococcus senticosus Maxim.) es una planta que crece espontáneamente en las laderas de las montañas de Siberia. Sus raíces tienen compuestos que contribuyen a mantener niveles altos de energía física y mental, apoyando las capacidades físicas e intelectuales en caso de agotamiento y cansancio.
Algunos artículos apuntan que las plantas adaptógenas funcionan mejor cuando se combinan entre sí. Tienen un efecto sinérgico entre sus componentes en el que se consigue que 1 + 1 no son 2, sino 3. Se ha demostrado que al combinar diferentes plantas adaptógenas en proporciones adecuadas, se potencia el efecto individual de cada planta.
El Maral y las vitaminas B
El Maral (Rhaponticum carthamoides (Willd.) Iljin.) es una planta herbácea de la familia de las Compuestas, nativa de China, Kazakstan, Siberia y Mongolia. Se ha hecho hueco en la medicina deportiva por sus propiedades adaptogénicas gracias a los fito-ecdisteroides que presenta su raíz. El Maral contribuye a la adaptación al estrés y a la capacidad de trabajo mental.
Determinadas vitaminas del grupo B también son interesantes en la práctica deportiva:
- La tiamina (B1), la riboflavina (B2), el ácido pantoténico (B5) y la piridoxina (B6) contribuyen al metabolismo energético normal.
- La riboflavina (B2), el ácido pantoténico (B5) y la piridoxina (B6) ayudan a disminuir el cansancio y la fatiga.
- El ácido pantoténico (B5) contribuye al rendimiento intelectual normal y a la síntesis y metabolismo normal de hormonas esteroideas como el cortisol, así como a disminuir el cansancio y la fatiga.
Para concluir el artículo, es importante que todos los complementos alimenticios utilizados en la práctica deportiva garanticen la ausencia de sustancias prohibidas en el deporte. Es necesario que cada lote de un determinado producto sea analizado por un laboratorio autorizado de la WADA (World Anti-Doping Agency) que asegure la calidad y fiabilidad del producto.
Paula Saiz
• Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, especialidad en Biología vegetal.
• Master en Biología Vegetal Aplicada por la Universidad Complutense de Madrid.
• Colaboración en la Unidad de Patología Endotelial del Hospital Ramón y Cajal de Madrid: ensayos clínicos y fitoterapia antiedad.
• Actualmente forma parte del Dpto. Técnico y Documentación y Formación de 100% Natural.
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