Un cuerpo sano está en equilibrio. Esto significa que, a diario, el organismo pone en marcha todos los recursos de que dispone para autorregularse y mantener una relativa constancia en la composición y propiedades del medio interno y de sus funciones, es decir para mantener la homeostasis.
No obstante, durante la vida, se suceden inevitablemente situaciones o acontecimientos que el organismo percibe como amenazantes o desbordantes produciendo una serie de reacciones diversas que se conocen bajo el nombre de estrés. Frecuentemente estos acontecimientos están relacionados con cambios que exigen un sobreesfuerzo y por tanto salir de la zona de confort. El estrés puede responder a distintas situaciones: una intensa actividad física (deporte, ejercicio intenso…), una intensa actividad mental (estudio, trabajo…), factores ambientales (frío, calor…), enfermedades (que el paciente percibe como difíciles de sobrellevar), estados emocionales (enamoramiento, divorcio, cambio de trabajo, pérdida de un ser querido…) y otras.
La clave para superar el estrés está en la adaptación. Durante el estrés, se ponen en marcha una gran cantidad de procesos neuroendocrinos para restaurar de nuevo el equilibrio y adaptarse al cambio, pero si la respuesta al estrés se vuelve demasiado intensa o duradera, los sistemas de regulación y los recursos utilizados se agotan y dan lugar a consecuencias negativas para la salud del individuo.
Fisiología del estrés
Cuando se producen situaciones estresantes, en el organismo se suceden una serie de reacciones fisiológicas que activan el eje hipofisosuprarrenal (HSP) -constituido por el hipotálamo, hipófisis y glándulas suprarrenales- y el sistema nervioso vegetativo. Los dos sistemas producen la liberación de hormonas. La activación del eje HSP, da lugar a la liberación de hormona CRF (factor liberador de corticotropina), que actúa sobre la hipófisis y provoca la secreción de la hormona adenocorticotropa (ACTH), que incide sobre la corteza cortiosuprarrenal dando lugar a la producción de glucocorticoides, principalmente cortisol, y andrógenos. La activación simpática da lugar a la secreción de catecolaminas, adrenalina y noradrenalina, que ponen al organismo en estado de alerta para la acción (Figura 1).
En las reacciones fisiológicas al estrés podrían señalarse grosso modo dos fases. En la primera se produce la reacción de alarma instantánea y automática que activa el eje HSP y la liberación de las correspondientes hormonas. Durante esta fase se moviliza el sistema de defensa a fin de preparar el organismo para afrontar la situación y realizar el esfuerzo necesario, y se producen una serie de síntomas de mayor o menor intensidad. La segunda fase es la de resistencia o adaptación, se normalizan los niveles de corticosteroides y los síntomas tienden a desaparecer. Ahora bien, en el caso de que la causa de estrés no desaparezca y la reacción al estrés dure largo tiempo, o bien se repita con frecuencia o los recursos del individuo no consigan el nivel de adaptación, se produce falta de energía, agotamiento y alteraciones en el organismo que conducen a patologías psicosomáticas. Cuando el estrés se vuelve crónico, las hormonas liberadas actúan sobre diferentes órganos diana y provocan alteraciones a nivel vascular, cardíaco, inmunitario y dérmico. Los síntomas que se producen más comunmente se relacionan en la tabla 1.
No obstante, el estrés en sí mismo no debe considerarse como algo malo. El estrés es positivo cuando produce un cierto grado de tensión que estimula los mecanismos conducentes a poner en marcha las habilidades y capacidades del individuo para conseguir logros y superar los retos. El estrés es negativo cuando el grado de tensión física y emocional que sufre la persona supera sus capacidades de adaptación.
Las causas de estrés varían de una persona a otra (Tabla 2), sucesos o situaciones que para algunas personas resultan estresantes para otras no lo son, e incluso dependiendo del estado físico y anímico, una misma situación puede resultar estresante para una persona en un momento de su vida cuando en otros momentos no ha supuesto ningún problema.
A menudo resulta difícil sustraerse al estrés y es aquí donde entran en juego los adaptógenos y el papel que desempeñan en el organismo para ayudar al mismo a la adaptación.
Adaptógenos ¿Qué son?
La definición original del término adaptógeno se basa en una gran cantidad de estudios clínicos sobre cómo varios factores de estrés nos afectan y cómo ciertas sustancias naturales pueden ayudar a restablecer el equilibrio.
Este término fue originalmente establecido por N. V. Lazarev (1947) y las características generales de una sustancia adaptogéna fueron definidas por Brekhman y Dardymov (1969) y pueden concretarse de la siguiente manera:
- El efecto debe ser general y amplio, tiende a ser no específico en sus propiedades y actúa aumentando la resistencia del organismo a un amplio espectro de factores adversos biológicos, químicos y físicos.
- Un adaptógeno tiende a ser un regulador que tiene un efecto de normalización sobre los diversos sistemas del organismo receptor, es decir tendrá un efecto restaurador de la función.
- Un adaptógeno debe ser seguro. No debe ser tóxico para el receptor y actuará con una interrupción mínima o nula de los procesos biológicos normales.
En la actualidad, el término adaptógeno viene siendo utilizado para describir una serie de sustancias naturales que tienen la capacidad de normalizar las funciones del cuerpo y fortalecer los sistemas comprometidos por el estrés. Es decir son sustancias que ponen en marcha el sistema de defensa y ayudan al organismo a adaptarse a las situaciones de estrés minimizando su impacto.
Ha habido controversia sobre si el término adaptógeno, está suficientemente claro para ser considerado como un término farmacológico aplicable. Dada la amplitud de acción (Tabla 3) y las características inespecíficas de los adaptógenos, es difícil relacionar su definición con los estrechos conceptos de la farmacología contemporánea. El informe del Comité de Plantas Medicinales de la EMA (EMEA/HMPC/102655/2007), recoge que el concepto de “una droga, un síntoma” o “una droga para una enfermedad” no es aplicable a los adaptógenos ya que la acción de los adaptógenos, cuando se usan en una enfermedad ya desarrollada, está dirigida a prevenir las complicaciones y fortalecer el estado general del organismo, no obstante lo cual, el concepto de adaptógeno es suficiente para ser considerado, por ejemplo, en la evaluación de los medicamentos tradicionales a base de plantas.
Amplitud de acción de los adaptógenos
Varios estudios farmacológicos y clínicos realizados con sustancias adaptógenas, han demostrado que los adaptógenos pueden tener los siguientes efectos sobre el organismo afectado:
- Restaurar y mejorar la energía física y mental.
- Mejorar la resistencia física y mental.
- Compensar los efectos de la privación del sueño.
- Proteger el cerebro y el sistema nervioso, lo que, entre otras cosas, mejora la memoria y la percepción.
- Aliviar la ansiedad y la depresión leve.
- Proteger contra ciertos tipos de radicales libres, es decir, actuar como un antioxidante.
Mecanismo de acción de los adaptógenos
Muchos de los estudios farmacológicos y clínicos que se han realizado se han encaminado a conocer los mecanismos por los cuales los adaptógenos intervienen en el organismo para aliviar los síntomas de estrés. De los resultados de los mismos se infiere que los adaptógenos estimulan la producción de dos sustancias muy importantes y que están involucradas en numerosos procesos fisiológicos, a saber el neuropéptido Y (NPY) y la proteína de choque térmico Hsp72 (del inglés HEAT Shock Protein).
El neuropéptido Y (NPY) está involucrado en numerosos procesos fisiológicos en el cuerpo, como la energía, la memoria y el aprendizaje y la Hsp72, protege las proteínas que se transportan en las células.
Se ha establecido que una mayor producción de NPY y Hsp72 mejora la capacidad de adaptación de las células, lo que hace que el cerebro funcione mejor durante el estrés físico y mental (Panossian et al. 2012). Las proteínas Hsp72 protegen a las otras proteínas contra los radicales libres formados durante el estrés, lo que evita que se dañen y se agrupen. Además, promueve los procesos de reparación en las células, lo que a su vez reduce el riesgo de apoptosis, es decir, de muerte celular programada. La producción de NPY aumentada reduce la respuesta al estrés a través de la acción directa en el eje hipotalámico-pituitario-adrenal del mismo.
Esta doble acción de los adaptógenos es la razón de su eficacia para mitigar los efectos negativos del estrés (Panossian et al. 2012).
Evitar confusiones
Con cierta frecuencia se producen confusiones entre lo que es un adaptógeno, un tónico, un estimulante o un antioxidante. Es preciso por lo tanto diferenciar entre unas y otras sustancias.
La EMA en su mencionado documento de reflexión sobre adaptógenos (2007), define tónicos y estimulantes y los diferencia de los adaptógenos:
“Los tónicos son sustancias que mitigan las condiciones de debilidad o falta de tono en todo el organismo, o en órganos particulares (Bundesgesundheitsamt 1988; Aschner 1953). El término es típico para la medicina tradicional, donde se usan tónicos en condiciones de “astenia (entendida como trastornos somatoformes)”.
“Los estimulantes causan un aumento temporal en la capacidad de trabajo, que es seguido por un período de disminución de la capacidad de trabajo. El término se usa en la medicina moderna y tradicional. A diferencia de los estimulantes, los adaptógenos tienen la reputación de causar una mayor capacidad de trabajo que no va seguida de una disminución”.
Tampoco deben confundirse los adaptógenos con los antioxidantes, aunque los adaptógenos puedan ejercer una acción protectora contra los radicales libres. Un antioxidante neutraliza los radicales libres químicamente al donar un electrón al radical libre, pero luego se “consume”. Los adaptógenos estimulan lo producción de HSP72 que se agrega como un escudo protector alrededor de las proteínas en las células. Por lo tanto, HSP protege contra radicales libres y contra otras sustancias y promueve la reparación celular. Los adaptógenos además estimulan la producción de NPY con acción directa sobre el eje hipotalámico-pituitario-adrenal, cosa que los antioxidantes no hacen.
Sustancias naturales con acción adaptógena
Desde que comenzaron las investigaciones numerosas especies vegetales han demostrado, en estudios farmacológicos y clínicos, cumplir con las condiciones de los adaptógenos. Muchas de ellas pertenecen a las familias de las Crassulaceae, Araliaceae y Schisandraceae. Entre ellas las más estudiadas son las raíces de: ginseng (Panax ginseng C.A. Meyer y otras especies), eleuterococo (Eleutherococcus senticosus (Rupr. et Maxim.), rodiola (Rodiola rosea L) y witania o ashwagandha (Withania somnifera (L.) Dunal) y los frutos y semillas de esquisandra (Schizandra chinensis (Turcz.) Baillon). Recientemente se están descubriendo propiedades similares en otras especies vegetales que se van incorporando paulatinamente al grupo.
Los principales compuestos químicos que contienen y que han mostrado ser responsables de su acción adaptógena pertenecen a los grupos de las: saponinas, glucósidos esteroles, glucósidos del fenilpropanoide, fenilalcanoides y lignanos.
Las partes subterráneas de ginseng y eleuterococo así como sus preparaciones se han utilizado en todo el mundo durante siglos en los sistemas de medicina tradicional, sobre todo asiática, siendo el uso de ginseng de gran importancia en la medicina tradicional china y coreana; el eluterococo ha sido particularmente utilizado y estudiado en la antigua Unión Soviética. Ambas especies vegetales, se comercializan en Europa desde hace más de 30 años, utilizándose para aliviar o revertir síntomas de cansancio, debilidad y disminución de la capacidad mental y física, así como para mejorar la concentración, y mejorar el estado general durante la convalecencia. Los informes del Comité de Plantas de la EMA (EMA/HMPC/321232/2012; EMA/HMPC/680615/2013), indican que los estudios preclínicos y clínicos, muestran similitudes de acción entre ginseng (Panax ginseng) y eleuterococo (Eleutherococcus senticosus) y que ambos estarían indicados para aliviar los síntomas de astenia como fatiga y debilidad. Respecto a su seguridad, en ambos informes se indica que no surgen problemas especiales y que los eventos adversos informados en los ensayos clínicos son leves y reversibles. Los estudios en voluntarios humanos sanos no mostraron un impacto clínicamente relevante en CYP3A, CYP1A2 y CYP2D6 y los informes de casos sobre interacciones no se pudieron verificar en ensayos clínicos. Por todo ello, los informes concluyen que el balance beneficio / riesgo se considera positivo, aunque, por falta de datos específicos, no se recomienda su uso durante el embarazo y la lactancia.
La rodiola, también conocida como “raíz del ártico”, se ha utilizado tradicionalmente y desde antiguo en los países árticos y los de la antigua URSS para dolores de cabeza, para mejorar el intelecto, para restaura los nervios débiles, para el alivio de inflamaciones, para disminuir el dolor de espalda y de las articulaciones entre otros usos (EMA/HMPC/232100/2011).
Los principales efectos estudiados de esta planta y sus preparaciones son los relativos a sus acciones: antioxidante, antifatiga, protectora del estrés, sobre el sistema nervioso, cardioprotectora y acerca de su posible actividad sobre el aumento de vida útil.
La raíz de witania o ashvagandha, se ha utilizado tradicionalmente en la medicina ayurveda para mejorar los estados de debilidad general, el insomnio, el reumatismo y la pérdida de memoria. Varios estudios clínicos recogidos en una reciente revisión (Sarris J. 2018), han mostrado su acción beneficiosa en la reducción de los síntomas del estrés. Otros estudios recogen mejoras en el rendimiento cognitivo y psicomotor asociados al deterioro cognitivo (Chandrasekhar K et al 2012; Choudhary D et al 2017), y aumento de la resistencia al entrenamiento físico (Wankhede S et al 2015).
En cuanto a la esquisandra, las bayas, además de utilizarse en la medicina tradicional, se consumen en diferentes países asiáticos para mejorar el sabor de ciertos guisos. En cuanto al uso en medicina tradicional, se emplean bayas y semillas como defatigante y tónico estimulante y, tanto en China como en Rusia, para incrementar la capacidad física e intelectual y prevenir los efectos negativos del estrés. Ensayos farmacológicos y clínicos demuestran su capacidad tónica, reconstituyente y adaptógena, así como su capacidad antioxidante (Vanaclocha y Cañigueral, 2018)
Calidad de los productos
Se han realizado múltiples estudios farmacológicos y clínicos con productos a base de extractos de las diversas plantas que se consideran adaptógenas, con componentes aislados y con combinaciones de extractos o de componentes aislados. De estos estudios se deriva que la actividad encontrada no es la misma para todos los extractos ni combinaciones y que aunque en general puede afirmarse que todos presentaron una acción adaptógena (mejora del rendimiento físico, mental y emocional y del sistema inmunitario), los resultados no son extrapolables de unos productos a otros. Los mejores resultados se han obtenido con productos estandarizados (Hovhannisyan A, et al 2015).
Conclusiones
Los adaptógenos por definición son sustancias naturales que han demostrado ser seguras y mejorar de forma inespecífica los síntomas del estrés, ayudando al organismo a adaptarse a las circunstancias que pueden ocasionarlo y mejorando la forma y el rendimiento físico e intelectual. A nivel celular y molecular, los adaptógenos activan las vías de respuesta al estrés adaptativo y mejoran significativamente la atención, la capacidad de concentración y la resistencia a la fatiga, restaurando la energía y protegiendo, en general, contra las consecuencias físicas y emocionales del estrés.
Sus aplicaciones son múltiples y existen numerosos estudios que avalan el uso de ciertos productos adaptógenos en prevención y recuperación del estrés en distintas condiciones, tanto a nivel físico como mental y emocional. En artículos posteriores iremos dando a conocer algunos de estos interesantes estudios.
- European Medicines Agency. Committee on Herbal Medicinal Products. Reflection Paper on the Adaptogenic Concept. Doc. Ref. EMEA/HMPC/102655/2007
- Panossian A, Wikman G, Kaur P, Asea A. Adaptogens Stimulate Neuropeptide Y and Hsp72 Expression and Release in Neuroglia Cells. Frontiers in Neuroscience. 2012;6:6.
- EMA/HMPC/321232/2012. Assessment report on Panax ginseng C.A. Meyer, radix. 25 March 2014. Disponible on line en http://www.ema.europa.eu/docs/en_GB/document_library/Herbal_-_HMPC_assessment_report/2014/05/WC500167385.pdf
- EMA/HMPC/680615/2013. Assessment report on Eleutherococcus senticosus (Rupr. et Maxim.) Maxim., radix. 25 March 2014. Disponible on line en http://www.ema.europa.eu/docs/en_GB/document_library/Herbal_-_HMPC_assessment_report/2014/10/WC500175014.pdf
- EMA/HMPC/232100/2011. Assessment report on Rhodiola rosea L., rhizoma et radix. 12 July 2011. Disponible on line en: http://www.ema.europa.eu/docs/en_GB/document_library/Herbal_-_HMPC_assessment_report/2011/09/WC500112675.pdf
- Sarris J. Herbal medicines in the treatment of psychiatric disorders: 10-year updated review. Phytother Res. 2018 Mar 25. doi: 10.1002/ptr.6055.
- Chandrasekhar K, Kapoor J, Anishetty S. A prospective, randomized double-blind, placebo-controlled study of safety and efficacy of a high-concentration full-spectrum extract of ashwagandha root in reducing stress and anxiety in adults. Indian J Psychol Med. 2012; 34 (3): 255-62. doi: 10.4103/0253-7176.106022.
- Choudhary D, Bhattacharyya S, Bose S. Efficacy and Safety of Ashwagandha (Withania somnifera (L.) Dunal) root extract in improving memory and cognitive functions. J Diet Suppl. 2017;14(6):599-612.
- Wankhede S, Langade D, Joshi K, Sinha SR, Bhattacharyya S. Examining the effect of Withania somnifera supplementation on muscle strength and recovery: a randomized controlled trial. J Int Soc Sports Nutr. 2015; 12: 43
- Vanaclocha y Cañigueral, Vademecum de fitoterapia. Esquisandra, monografía. Disponible en www.fitoterapia.net
- Hovhannisyan A, Nylander M, Wikman G, Panossian A (2015) Efficacy of Adaptogenic Supplements on Adapting to Stress: A Randomized, Controlled Trial. J Athl Enhancement 4:4
Prof.ª Mª José Alonso Osorio
- Licenciada en Farmacia por la Universidad de Barcelona.
- Diplomada en Fitoterapia por la Universidad de Montpellier.
- Especialista en Farmacia Galénica e Industrial.
- Director Técnico y responsable de desarrollo de productos en Industria Farmacéutica (1972 a 1985).
- Farmacéutica comunitaria (desde 1985 hasta 2004 como titular y copropietaria, desde 2010 como substituta a tiempo parcial).
- Profesora y tutora en Máster y Postgrado de Fitoterápia UB - IL3 (Universidad de Barcelona)
- Profesora colaboradora en Máster de Nutrición y Salud, UOC (Universitat Oberta de Catalunya)
- Vocal de la Junta de Gobierno de la Sociedad Española de Fitoterapia.
- Miembro del Comité Científico de INFITO (Centro de Investigación sobre Fitoterapia).
- Socia de la AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia)
- Académica correspondiente de la Real Academia de Farmacia de Cataluña.
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