Los lípidos son esenciales para nuestro organismo, tanto como sustrato energético, como por su función estructural. Los ácidos grasos que no se oxidan para la obtención de energía y no se almacenan en el tejido adiposo se incorporan a las membranas celulares interviniendo en muchas funciones. La cantidad y tipos de ácidos grasos influyen directamente en la fluidez de las membranas, en la permeabilidad celular y, por tanto, en las actividades de transporte y control de metabolitos y señales intracelulares e intercelulares.
En la piel y las mucosas, el aporte de ácidos grasos es imprescindible para el mantenimiento de su estructura y función. Se sabe que cuando por factores externos (sol, viento, frío, sequedad…) o internos (cambios hormonales, genética, envejecimiento…), se produce un desequilibrio en la estructura lipídica de la piel y/o mucosas, se produce una importante liberación de ácidos grasos de las membranas celulares y se producen alteraciones fisiológicas (sequedad, falta de elasticidad, arrugas) y, en ocasiones, patológicas. También se ha observado que el aporte de ácidos grasos GLA, EPA, DHA ayuda a restablecer el balance en las membranas e incrementan las prostaglandinas antiinflamatorias, que revierten muchos de los procesos desencadenados. No obstante no son los únicos ácidos grasos que pueden mejorar el estado de nuestra piel y mucosas.
Ácido graso Omega-7: Ácido Palmitoléico
Actualmente otro ácidos graso han entrado en consideración al comprobarse que su aporte como suplementos mejora susceptiblemente la estructura de la piel y mucosas promoviendo su hidratación, elasticidad y mejorando la rugosidad de la piel y de las mucosas, tanto en personas sin patología cutánea como en personas con ciertas patologías. Se trata del ácido palmitoléico purificado, de la serie omega 7. Es éste un componente común de los acilglicéridos del tejido adiposo humano que funciona como molécula de señalización que facilita la comunicación entre la grasa y el tejido muscular, identificándose recientemente como una lipocina, una hormona lipídica derivada del tejido adiposo que actúa sobre el hígado y el tejido muscular, ejerciendo también un efecto antiinflamatorio (Bernstein et al. 2014, Morse N. 2015 (2)). Además, como otros ácidos graso insaturados, forma parte de las membranas de las células de las mucosas, resultando imprescindible tanto para su estructura como para su funcionamiento.
Evidencia en piel sana. Piel madura.
A medida que avanzamos en edad se ralentiza el metabolismo de las células dérmicas lo que influye en la composición del manto hidrolipídico de la epidermis y en la capacidad de generar colágeno endógeno en la dermis, que se va mermando sensiblemente. Todo ello provoca un aumento de la flacidez cutánea, sequedad de la piel, falta de elasticidad y la formación de arrugas. Se ha observado que el aporte de una suplementación de omega 7 puede mejorar estos parámetros de forma sensible y visible.
Un estudio realizado en mujeres con edades comprendidas entre 50 y 70 años, sin patologías cutáneas, estudió el efecto de la administración oral de omega 7 (ácido palmitoléico) sobre el estado de la piel (Yang et al 2009). Se enrolaron en el estudio 60 mujeres que se dividieron en dos grupos de 30 mujeres que se asignaron al azar al tratamiento oral con 4 cápsulas diarias de 500 mg de un aceite con un contenido en omega 7 del 25%, durante tres meses o a la aplicación tópica de una crema nutritiva de noche conteniendo asimismo omega 7. Los parámetros medidos fueron la hidratación (medida con un corneómetro), la elasticidad (medida con un cutómetro), la rugosidad media de la piel y la rugosidad máxima.
Aunque se obtuvieron resultados positivos en ambos grupos, y en el parámetro de hidratación el grupo tratado con la crema presentó resultados ligeramente superiores, el tratamiento oral resultó superior en resultados en la medida de la elasticidad, rugosidad media y rugosidad máxima de la piel. Con el tratamiento oral, después de 1 mes se obtuvieron ya mejoras del 33,6% en la hidratación, el 16,3% en la elasticidad, el 3% en la rugosidad media y el 3,6% en la rugosidad máxima. Al cabo de 3 meses la mejora había aumentado al 48,6% en la hidratación, el 25,8% de elasticidad, 7,4% en la rugosidad media y 9,2% en la rugosidad máxima.
Los autores del estudio concluyen que, a parte de los buenos resultados obtenidos con la administración oral, es de notar que las cremas reducen su acción de forma restringida a la piel, mientras la administración oral influye positivamente en todo el cuerpo y sus efectos alcanzan a las membranas mucosas, el corazón y el sistema vascular como se ha demostrado en otros estudios.Revisada la literatura, los datos obtenidos corroboran la afirmación de los autores ya que el ácido palmitoléico funciona como molécula de señalización que facilita la comunicación entre la grasa y el tejido muscular, identificándose recientemente como una lipocina, una hormona lipídica derivada del tejido adiposo que actúa sobre el hígado y el tejido muscular, ejerciendo también un efecto antiinflamatorio (Bernstein et al. 2014, Morse N. 2015). Además, como otros ácidos graso insaturados, forma parte de las membranas de las células de las mucosas, resultando imprescindible tanto para su estructura como para su funcionamiento y los resultados de los estudios publicados han mostrado que la suplementación con ácido palmitoléico, mejora problemas de sequedad de la piel, las mucosas y el ojo seco.
Omega-7 en la desecación de la mucosa vaginal
La atrofia vaginal o vaginitis atrófica, es uno de los problemas asociados a la menopausia. La deprivación de estrógenos causa el adelgazamiento y desecación de la mucosa vaginal con síntomas de sequedad, inflamación, prurito y dificultad en las relaciones sexuales que disminuyen sensiblemente la calidad de vida de la mujer. El tratamiento habitual consiste en la administración oral o local de estrógenos. No obstante, estos tratamientos no son adecuados para todas las mujeres o no son de su elección. Estos antecedentes han hecho que diferentes investigadores estén buscando soluciones más naturales.
Entre las distintas líneas de investigación, y dado que el omega 7 demostró sus efectos beneficiosos sobre las membranas mucosas y la piel humana, un grupo de investigadores estudiaron los efectos de la suplementación oral con un aceite rico en palmitoléico (omega 7) en la atrofia vaginal (Larmo et al. 2014). Un estudio doble ciego controlado con placebo, enroló 116 mujeres posmenopáusicas que experimentaban síntomas de sequedad vaginal, prurito o ardores. Se dividieron en dos grupos que fueron asignados al azar a tratamiento oral con 3 g al día de un aceite con un contenido del 24% de palmitoléico o de un aceite placebo, durante tres meses. Se calificaron en la línea de base y al final del estudio los factores de salud vaginal, el pH vaginal y la humedad y se calculó el índice de salud vaginal. Se recogieron además muestras de suero para el análisis de lípidos circulantes, enzimas hepáticas y proteína C reactiva. Las participantes llevaban además un diario de síntomas.
Los resultados finales mostraron una tasa de mejoría significativa, respecto al placebo, en la integridad del epitelio vaginal, con una tendencia hacia una mayor mejoría del índice de salud vaginal desde el inicio hasta el final del estudio. Los autores concluyeron que la suplementación con el aceite que contenía omega 7 mostró beneficios efectos sobre la salud vaginal, por lo que puede ser una alternativa para aquellas mujeres que no pueden o quieren usar el tratamiento con estrógenos para la atrofia vaginal.
Hoy en día existen tratamientos locales de hidratación y lubricación que ayudan a aliviar el problema, pero no lo resuelven, vistos los resultados de la suplementación con omega 3 oral, es plausible que con la acción combinada de tratamiento oral y local se obtengan resultados mucho mejores en la disminución de los síntomas de la atrofia vaginal.
Otros estudios
El Síndrome de Sjögren (SS) es una enfermedad autoinmune que afecta principalmente a las glándulas exocrinas, produciendo en quienes lo sufren síntomas de sequedad, dolor e inflamación en las membranas mucosas, que pueden llegar a ser muy graves.
Vistos los antecedentes de estudios anteriores Yang y Erkkola (2006) estudiaron, en un total de 24 mujeres con Síndrome de Sjögren, el efecto de la suplementación oral de 3 g por día de un aceite con un 24% de ácido palmitoléico frente a placebo. Se evaluaron doce síntomas típicos de SS en la mucosa de los ojos, boca, tracto genital y piel usando una escala analógica visual (VAS) antes y después de cada uno de los períodos de suplementación.
Los resultados del estudio mostraron que la suplementación con omega 7 producía un aumento significativo frente al placebo del número de pacientes con mejoría. Observándose atención significativa de los síntomas en lo que a picazón, ardor, dolor, secreción líquida y sequedad de la mucosa genital y, en general, en los doce síntomas seguidos por el estudio, lo que sugiere una mejora general de la condición de las membranas mucosas.
Los doce síntomas analizados fueron: comezón, ardor, dolor, secreción, sequedad general, sequedad ocular, sequedad de boca, sequedad nasal, fatiga, dolor articular, dedos pálidos y eccema cutáneo.
En lo que al síndrome del ojo seco se refiere, recientemente se ha publicado un estudio realizado en 60 pacientes con sequedad ocular debido a una disfunción de las glándulas de Meibomio, a los que se administró 1 cápsula al día conteniendo 420 mg de concentrado de aceite de pescado que aportaba 210 mg de ác. palmitoléico (Provinal®), durante 3 meses, redujo un 33% la gravedad de los síntomas (puntuación estándar de la evaluación del paciente de la sequedad ocular (SPEED), con mejoras significativas en la mejora del funcionamiento de las glándulas de Meibomio, producción de lágrimas de mejor calidad, mayor contenido de lípidos y menor evaporación de lágrima, aumento de la estabilidad de la película lagrimal, mejora en el parpadeo (parpadeos más completos con la correcta propagación de la película lagrimal) y presentación anatómica más higiénica de los márgenes del párpado alrededor de los orificios de las glándulas (Morris et al 2017)
Fuentes y calidad de los productos
Aunque éste ácido graso puede obtenerse de fuentes vegetales (espino amarillo, nuez de macadamia y otras), puede obtenerse también de fuentes marinas. El de fuentes vegetales suele ir acompañado de un aporte no depreciable de ácido palmítico libre (ácido graso saturado cuyo incremento en la dieta no es del todo deseable), mientras que el de origen marino obtenido por un proceso que concentra el aceite de pescado de los boquerones o anchoas (Engraulis encrasicholus L) obtenidos de pesca sostenible en las costas de Perú, concentra una mayor cantidad de palmitoléico y está prácticamente desprovisto de ácido palmítico libre. Este concentrado[1] contiene como promedio un 50% de ácido palmitoléico y tan solo un 0,8% como máximo de ácido palmítico libre.
Ubiquinol (Coenzima Q10)
La coenzima Q10 es un antioxidante que protege las células del cuerpo del daño oxidativo. El cuerpo humano lo obtiene de los alimentos y por transformación de otras coenzimas. Sin embargo su producción decrece con los años y sus niveles descienden cuando hay un consumo energético alto, debido al estrés físico y/o mental o por la administración de medicamentos que intervienen en su ruta metabólica (como sucede con las estatinas), entre otras causas.
Los posibles beneficios de la suplementación oral en los procesos de producción de energía y en la mejora del cansancio, del rendimiento físico y mental, y en la mejora del sistema inmunitario y cardiovascular, han sido ampliamente estudiados y son ya de sobra conocidos.
También sobre la piel, el coenzima Q10 ha mostrado propiedades beneficiosas. El nivel de la coenzima Q10 en la piel aumenta desde la infancia a la edad adulta, hasta alcanzar su punto máximo entre los 20 y 30 años. Luego disminuye gradualmente con la edad. En la piel, la coenzima Q10 se localiza principalmente en el estrato córneo y es necesario para proteger las capas más profundas de la piel del daño causado por la exposición a la luz ultravioleta. Es precisamente la exposición a las radiaciones ultravioleta uno de los principales responsables de envejecimiento cutáneo (fotoenvejecimiento), causante de la aparición de arrugas, hiperpigmentación, flacidez de la piel o incluso lesiones cancerosas.
La coenzima Q10 se viene utilizando desde hace tiempo como ingrediente de cosméticos tópicos de acción antiedad. Sin embargo, hay que destacar el papel que la suplementación oral puede jugar en el mantenimiento del buen estado de la piel.
Yashida et al (2004) han demostrado que la suplementación prolongada de CoQ10 en humanos reduce la tasa de área de arrugas y el volumen de arrugas por unidad de área en la esquina del ojo. Asimismo en otro estudio (en ratones) han demostrado que la ingesta de CoQ10 eleva los niveles de CoQ10 y CoQ9 en la epidermis y dermis, además de en el suero y otros órganos (riñón, corazón, cerebro, músculo y cristalino), concluyendo los autores que puede ser un requisito previo para la reducción de arrugas y otros beneficios relacionados a los potentes efectos antioxidantes y energizantes de la CoQ10 en la piel.
[1] Provinal®
Larmo et al. Oral Sea Buckthorn Oil Attenuates Tear Film Osmolarity and Symptoms in Individuals with Dry Eye. J. Nutr. 140: 1462 - 1468, 2010.
Morris et al. Effects of Provinal® on dry eye symptoms. Tersus Life Sciences, LLC, Encinitas, CA. Abril 2017
Morse. Lipid-lowering and anti-inflammatory effects of palmitoleic acid: Evidence from human intervention studies. Lipid Technology. July 2015, Vol. 27, No. 7 (2)
Yang et al. Effects of oral supplementation and topical application of supercritical co2 extracted sea buckthorn oil on skin ageing of female subjects. J. Appl. Cosmetol. 27, 1-13 (2009)
Yang et Erkkola. Omega 7® / Membrasin® Sea Buckthorn Oil improves mucous membranes of Sjögren’s síndrome. Published at the 97th Annual Meeting & Expo of the American Oil Chemists’ Society (April-May, 2006, St. Louis, USA)
Prof.ª Mª José Alonso Osorio
- Licenciada en Farmacia por la Universidad de Barcelona.
- Diplomada en Fitoterapia por la Universidad de Montpellier.
- Especialista en Farmacia Galénica e Industrial.
- Director Técnico y responsable de desarrollo de productos en Industria Farmacéutica (1972 a 1985).
- Farmacéutica comunitaria (desde 1985 hasta 2004 como titular y copropietaria, desde 2010 como substituta a tiempo parcial).
- Profesora y tutora en Máster y Postgrado de Fitoterápia UB - IL3 (Universidad de Barcelona)
- Profesora colaboradora en Máster de Nutrición y Salud, UOC (Universitat Oberta de Catalunya)
- Vocal de la Junta de Gobierno de la Sociedad Española de Fitoterapia.
- Miembro del Comité Científico de INFITO (Centro de Investigación sobre Fitoterapia).
- Socia de la AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia)
- Académica correspondiente de la Real Academia de Farmacia de Cataluña.
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