La definición de verano para muchas personas es vacaciones, buen tiempo, más planes al aire libre, descanso, desconexión, diversión… Pero para otros, esta idílica imagen a menudo se ve truncada por pequeños trastornos de salud que, aunque son fácilmente evitables o aliviados con pequeños cambios de estilo de vida y algunos complementos alimenticios, pueden estropear este momento.
Entre los trastornos más frecuentes se encuentran los trastornos digestivos, los trastornos del sueño y el estrés vacacional. Sí, sí, han leído bien, estrés en vacaciones. Seguro que más de uno se siente identificado cuando lo expliquemos.
Veamos uno por uno estos pequeños trastornos y cómo evitarlos o remediarlos.
Estrés y trastornos del sueño
Se conoce como estrés vacacional o “bajón” de las vacaciones y puede llegar a ocasionar trastornos serios en la salud de quien lo padece. Lo sufren generalmente personas que no logran desconectar (y no son pocas) y el resultado es que vuelven de vacaciones con más estrés que cuando las empezaron. Salir de la rutina, tener que planificar las vacaciones, cambiar de casa o ir a un hotel, viajar a sitios desconocidos y el exceso de tiempo libre que no se sabe bien como emplear, crea en ciertas personas una sensación de estrés, desorientación y vacío que acaban por hacer que quien lo padece acabe diciendo aquella frase de “que ganas tengo de empezar a trabajar para poder descansar”. Este estrés puede somatizarse en distintos problemas que van desde tristeza y ánimo depresivo a trastornos digestivos, sensación de nerviosismo y angustia, irritabilidad o trastornos del sueño, que pueden dar al traste con la convivencia y con las vacaciones.
Existen complementos alimenticios de plantas medicinales conocidas como plantas adaptógenas, que pueden ayudarnos con el estrés vacacional y los trastornos de sueño, siempre acompañadas de ciertas estrategias como: ser más flexible en la planificación del viaje, dedicar tiempo para uno mismo, desconectar por completo del trabajo, no angustiarse por el trabajo que ha quedado sin hacer, etc.
Plantas como la Esquisandra (Schisandra chinensis), el Eleuterococo (Eleutherococcus senticosus), la Rodiola (Rodiola rosea), de las cuales se utilizan las raíces y rizomas, tienen lo que se conoce como acción adaptógena, es decir son plantas que contienen sustancias activas que actúan sobre el organismo ayudando a mejorar la respuesta frente al estrés, resistir la tensión emocional y reducir la fatiga mental. Otra planta muy interesante es la Ashwagandha (Withania somnifera). Su raíz se utiliza desde tiempos antiguos en la Medicina tradicional ayurvédica para los estados de nerviosismo y como tónico.
Cuando acumulamos ansiedad y estrés es fácil que, además, se presenten trastornos del sueño. Al llegar la noche, cuando el organismo necesita descansar, los niveles de cortisol (hormona que secreta el cuerpo en respuesta al estrés o al estado de alerta) deben ser casi inexistentes, de esta forma, el cuerpo puede relajarse y es fácil conciliar el sueño. Es la activación del sistema nervioso, debida al estrés, lo que provoca que los niveles de cortisol en el organismo permanezcan elevados, dificultando el sueño y el descanso nocturno.
Sin embargo, por la mañana, al despertar, después de haberse completado el ciclo del sueño, cuando es necesario activarse para poder realizar las tareas diarias, los niveles de cortisol deberían aumentar significativamente. Los adaptógenos, al tener la capacidad de normalizar las funciones del cuerpo y ayudarle a adaptarse y superar el estrés, pueden ayudar a normalizar este ciclo de actividad, descanso y recuperación.
Algunos estudios apuntan que las plantas adaptógenas funcionan mejor cuando se combinan entre sí. Tienen un efecto sinérgico entre sus componentes en el que se consigue que 1 + 1 no sean 2, sino 3. Se ha demostrado que al combinar diferentes plantas adaptógenas en proporciones adecuadas, se potencia el efecto individual de cada planta.
Que no falte la energía, para el cuerpo y la mente
Con una dieta equilibrada y llegando a las cinco raciones diarias de frutas y verduras deberíamos poder aportar todas las vitaminas que necesitamos para tener la energía suficiente para funcionar correctamente (física y mentalmente), pero esto no siempre sucede así por varios motivos. No siempre las hortalizas y frutas que nos llegan tienen la calidad nutricional necesaria debido, entre otras cosas, a que no podemos comerlas recién recogidas del huerto o del árbol, y a que nuestras necesidades, por situación de estrés, pueden estar aumentadas. Así que, si a pesar de comer bien, sientes que te falta un punto de energía para sobrellevar el verano, nada hay que oponer a que se tome un complemento alimenticio vitamínico, en el que las dosis de vitaminas están en el rango de las alimentarias. Un aporte equilibrado de vitaminas lo aportan las algas verdiazules AFA (Aphanizomenon Flos Aquae). Se trata de un complemento alimenticio natural a base de microalgas ricas en vitaminas del grupo B, de clorofila y aminoácidos. Constituyen un aporte de nutrientes que intervienen en el metabolismo energético del organismo y fortalecen el sistema nervioso (grupo de la vitamina B) por lo que ayudan a recuperar del cansancio y la fatiga intelectual.
Trastornos digestivos
El verano no solo implica vacaciones, dura oficialmente tres meses, aunque en los últimos tiempos por virtud del cambio climático tiende a prolongarse, por lo menos en nuestras latitudes. Así que, por el calor y la largura de los días que como comentábamos invita a salir de casa, estemos en vacaciones o en periodo laboral, tendemos a desajustar los horarios de comida, a comer fuera de casa e incluso a saltarnos nuestras propias rutinas. Tapitas varias, más fritos, beber bebidas frías y abusar de ciertos alimentos y bebidas que el resto del año conseguimos controlar, pueden acabar repercutiendo en nuestro buen funcionamiento digestivo. Así que digestiones pesadas, estreñimiento o diarrea, se convierten en parte de los “top ten” de los trastornos del verano.
Digestiones pesadas
Debemos comer de forma saludable durante todo el año, manteniendo una dieta rica en vegetales (ese gazpacho fresquito), cenando ligero, reduciendo comidas grasientas y refrescos azucarados, etc.
Si a pesar de todo sentimos que todo se ralentiza, las digestiones nos pesan, los gases nos hinchan y molestan y tener una digestión fácil y ligera parece difícil tarea, una forma de evitar estas molestias es consumir un concentrado de papaya de cultivo ecológico, madurada en el árbol, que facilita la asimilación de las proteínas debido a su contenido en papaína y otras enzimas, así como interesantes nutrientes. Esta fruta es rica en vitaminas, minerales, flavonoides y fibra vegetal.
Y ¿no es lo mismo comer cada día papaya? En primer lugar, en este preparado se concentra la fruta de tal manera que la actividad enzimática del mismo es cuatro veces mayor que la fruta madura antes del procesado. Además, en la alimentación diaria conviene variar las frutas para obtener una mayor diversidad de nutrientes de los que incorporaríamos cada día comiendo solo un tipo de fruta.
Estreñimiento y diarrea
El estreñimiento puntual en verano puede deberse a cambios en los hábitos alimenticios. Sobre todo, cuando se come fuera de casa o cuando se está de viaje, se tiende a reducir el consumo de fibra y la regularidad de nuestro intestino se resiente. La alimentación rica en alimentos vegetales que aportan fibra, una hidratación adecuada y la práctica de ejercicio ayudarán a prevenir este problema.
Si hablamos de diarrea estival, la causa más frecuente es la infección intestinal, generalmente causada por alimentos contaminados por Salmonella (la típica salmonelosis de verano). En general, los síntomas digestivos se suelen autolimitar en 1 o 2 días, aunque el malestar general se puede prolongar hasta 4-5 días. Lo suficiente para estropearte unas bonitas vacaciones. En los viajes, una de las principales fuentes de contaminación son el agua y los alimentos que se consumen crudos. En la mayoría de casos, si la diarrea no es muy abundante o no hay fiebre elevada, bastará mantener un par de días una dieta astringente (sin lácteos y sin grasas) e hidratarse convenientemente.
En ambos casos, estreñimiento y diarrea, el mencionado concentrado de papaya ha demostrado en ensayos clínicos aliviar los síntomas y acortar los procesos aumentando el volumen de las heces, ablandando su consistencia y facilitando su expulsión en caso de estreñimiento, y “ligando” las heces y calmando la irritación de la pared intestinal en el caso de la diarrea.
Además, no se debe olvidar la utilidad de los probióticos que ayudan a repoblar y equilibrar la microbiota intestinal. Diversos estudios han mostrado que la suplementación con algunas cepas concretas de Lactobacilos y Bifidobacterias (cepas patentadas y de origen humano), en adultos y niños, favorece la frecuencia de las evacuaciones intestinales mejorando la regularidad intestinal y la secreción mucosa, lo que ablanda las heces e impulsa su eliminación. También ayudan a prevenir las diarreas y a restaurar la flora bacteriana cuando se ha sufrido un episodio diarreico, lo que se ha demostrado también en diversos estudios.
Conclusión
Los problemas de salud más frecuentes relacionados con la época estival, son fácilmente manejables con sencillas reglas higiénicas y dietéticas, y la ayuda de complementos alimenticios a base de plantas medicinales de reconocida eficacia. No obstante, no debe olvidarse que los complementos no son sustitutos de una buena alimentación y de un buen estilo de vida, como su propio nombre indica, son muy útiles cuando se utilizan como complemento de tales normas.
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